Vaya con alegría, señora; vaya con alegría, señor; camine con fe hacia
su destino de consumo: vote, mastique, no piense, defeque, comulgue, siga las
reglas, condene al condenable, compre comida hecha, lávese los dientes, sea una
Barbie, abandone la carne, nade estilo crawl, orine con puntería, margine al
marginal, sea mariposa, insulte, eructe, reproche, denigre, vote con alegría –eso
es esencial-, crea en los ET, no hable con su vecina, ¡lejos la villa de
nosotros!, (los ricos no roban, señor, porque ya tienen plata), crea en Dios,
llore de impotencia, invente malas palabras, haga la dieta del pescado, abra
otra cuenta de facebook y cambie de sexo, pierda el celular, sea infiel con un
dildo de metal caliente, derroche el poco dinero que le queda, deje de creer en
Dios, ame a su vecino –literalmente-, deje de creer en los ET, eyacule mil
veces porque es muy bueno para la próstata, convierta a su pobre hija en
princesa y cásela con un boludo, siga con alegría hacia la nada, siga con
alegría hacia la urna, siga empecinado/a/x y con estúpida paz de mercado hacia
su irremediable destino final, que es una tumba extraviada en el silencioso camposanto.
El crack está entre nosotros… ¡1897!, y la garompa en la boca de la
mujer que lucha (así lo atestiguan las imágenes-macho), hay dos tetas rojas en
la pared, televisores basura, mujeres muertas y el perro pantalla.
Y bueno, todo lo demás… que como esto que escribo, es un puto delirio –y
no-.
Todo es un delirio –y no-… ¡ALEGRÍA!, ¡ALEGRÍA!, ¡VOTE CON ALEGRÍA!