Unos pepinos en vinagre, leber y
mostaza de Dijón nos pusieron en marcha… pizza alemana, salvar el domingo, fin
de marzo, moscatel helado, caminata por el conurbano hasta el Carrefour de
General Paz y San Martín, precios elevados, carros vacíos, fotografías,
calor-frío-calor-frío, los mismos sitios hace 47 años… y pensar que una incontable millonada de seres humanos ignotos desconoce lo que es vivir más de cuatro
décadas en Caseros West.
Las dos piernas sosteniendolo todo; San Expedito siempre presto
transitando entre nosotros, perros de plástico y de carne también, muñecas en
la vidriera, Marilyns descoloridas bajo el sol, vírgenes y espejos, cables,
jesuses, gritos, ex presidentes chillando cosas, high key, un observatorio en
Santos Lugares, el viejo Ernesto a color, aunque era un muerto, el reflejo de
mi chica y el encuentro con el gorra, siempre en bici el gorra, hasta el final…
En fin: volvimos y amasé la pizza alemana. Moscato, birra, serie y a
dormir la mona, que al otro día es lunes y nada puede ser peor.