Diciembre ha quedado muy atrás en el recuerdo... perdido en la
línea de tiempo. Luego las vacaciones, la ruta y el regreso, y la maquinaria
capitalista que no arranca porque nunca se detiene -el consumo parece ser más
real, para la mayoría, que el silencio interior, aunque sea ésta una vil
falacia consumista-. El asunto es que pasó de todo entre la última entrada y
ésta, la primera, y posiblemente, la única -y última-, del 2019:
Pasaron las caminatas y las fotos, sí, y siguen pasando, pero lo más
significativo fue entrar en la conciencia de vivir reptando en el lodazal del
pasado, la conciencia de que el observador es lo observado, que los
pensamientos soy YO -¡mío, mío y mío!-, que la diferenciación sexual es,
como mínimo, una imposición cultural; que el macho que sufro en mí es un
fantasmal cascarón violento, cobarde y esclavo creado -por mí mismo- para poder
cumplir, cuando pibe, con las expectativas del medio
que en suerte me tocó... cumplir con lo que se esperaba de mí.
Y... ¿que más? ¿les parece poco?
Palabras sueltas que vienen al caso: ego, cielo, sexo, escape,
misterio, miedo, flores, nylon, besos, stilettos, relación, juicio, minifalda,
estar, devenir, llegar a ser... querer triunfar, ganar y morir... thanatos, ganas de morir.
O de vivir con lo que es.
Entiendo que una parte de mí -de mí misma- sospecha que llevar
adelante un blog es puro alimento para el ego. Demás está decir que me avergüenzo de
muchas, muchísimas, de las entradas del pasado.
Pero ¿las voy a negar? ¿las voy a borrar? ¡ya saben, los pocos que me
siguen, que soy un esnob!
Finalmente uno es lo que es: un imperfecto músico, peor fotógrafo, un
gran escapista y mejor caminante, un feliz pizzaiolo y, por sobre todo, un
simple boludo que se cree mucho y es, como mínimo, una futura tumba. Y también soy un alma
sensible de chica feliz -ellas, siempre ellas, porque ellas son lo más- que sueña con la libertad y la verdadera paz -como
soñaba antes de los diez, antes de que me molieran la dicha a palos-
Nada más. Debajo, las imágenes seleccionadas de las caminatas de medio año 2019. Si no los vuelvo a escribir, sean libres de la fucking civilización, y por sobre todo,
libres con lo que es... que no es poco.