La noche estuvo de alguna manera condicionada -aunque nunca empañada- por la muerte del flaco Spinetta, quiero decir que la luna era más luna, el silencio era más silencio, la oscuridad más negra y la soledad más irremediable -como si pudiese ser de otro modo-, pero también me sorprendí en varias partes del trayecto silbando alegremente temas del flaco: "Vivir sin tu amor", "No te pares tan cerca de mí", "Rezo por vos"... la verdad, no me sentí triste, me sentí extático, rodeado por una atmósfera limpia y culminante; y también me sentí lleno de dignidad... tipos como Spinetta me devuelven la fe en la raza humana. Y justamente, hablando con mi mujer, coincidimos que lo que más engrandece la obra del flaco es él mismo, su dignidad, su no-tranza, su coherencia toda.
Dejando la muerte de lado, si es que se puede, puedo concluír diciendo que salimos de casa a las 22:30 y que retornamos, llenos de noche serena -y de fotos- a las 4:30 de la madrugada, lo cual es un súper logro para una noche de duelo... -súper, súper-