Cuando mis amigos me visitan y compartimos una mesa, unas horas, comida y tragos, es entonces cuando creo entender a Jesús cuando dice: "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos"...
La mesa quedó muy sola cuando se fueron, pero yo estaba tan en pedo que casi ni me amargué... ¡Como espero esa promesa, los jugosos asados y vinos escogidos y la mesa con amigos, mis amigos, y sin tiempo ni necesidad de irse para volver a arrancar al otro día con la obligación!
Verdaderamente la vida tiene sentido por estas pocas cosas: Los Amigos y El Amor... lo demás, Qohelet, es vanidad y perseguir el viento...
Y así quedé luego del moscato y las empanadas y las cervezas y las pizzas y el tiramisú y todo lo demás, ajajajaj, ¡un cerebro para este pibe, por Dios!
