miércoles, 31 de agosto de 2016

Mina Clavero: la real realidad de la realidad real

Uno podría decir que la vida es muy corta, pero también que es muy larga. Mucho se sufre aunque mucho, también, se goza. Y lo que no se pudo ayer, se puede hoy, y nunca se sabe, a tiempo real, si lo que es sirve o no, edifica o no, bendice o castiga… nada sabemos, en realidad, del destino de nuestra existencia. Y, de hecho, no sabemos el porqué… ¿qué porqué?... porqué estamos acá: ¿porqué nacemos?
Alguien nace, alguien muere. Alguien ríe, alguien llora. Uno roba, otro resiste y un tercero no sólo se deja robar, sino que regala… todos, absolutamente, moviéndose sin un verdadero –o comprobable- propósito.
Alguien se casa, alguien enviuda, alguien lo supera y se vuelve a casar… lo cierto es que los propósitos, sean verdaderos o falsos, siempre son arbitrarios por definición (¿qué es verdadero?... ¿qué es falso?... ¿cual es la realidad de la realidad?)
El asunto es que nos casamos. Y nos fuimos a Mina Clavero.
Somos felices.
Todo lo demás, que casi siempre teme a la mirada ajena o corre tras una aburrida -y fatigada- cuenta bancaria, es perder el tiempo en un abuso de palabras… o como dijo Qohelet el Predicador: “Corre tras el viento”



















jueves, 25 de agosto de 2016

Cuatro días en veinticinco fotos -y un mundo que se derrumba-

Es totalmente arbitraria la numeración… y la elección del objeto. Ni se puede saber el sitio
–exceptuando el puente de la General Paz-, ni el país –exceptuando el idioma y Cristina flameando con sus marikas peronistas- ni la hora… reconocerán sus pertenencias los ignotos involucrados: un auto cubierto totalmente con mantas, una horrorosa muñeca asomando en la terraza, un violento reprimido con grandes necesidades de balear a todos… “hay balas para todos”… ¿será un violento reprimido? ¿o tal vez un bolchevique progresista del siglo XXI denunciando al perverso sistema en el que obligados -yo por lo menos- vivimos?... porque en este sistema, aunque escribamos “amor” en las paredes, dibujemos paisajes en los baldíos y soñemos con la libertad de "ir a donde quieras", sobran las balas. Balas para todos. “Cambiamos los ojos por el rabo”, diría mi vieja... y sí, y hace mucho tiempo.
¡Ah!, también es fácilmente reconocible el conglomerado de silos militares de El Palomar. Rojo, negro, blanco y un gigantesco cóndor con ánimo nazi... ¿o es un águila?... ¡heil!
“El mundo está cambiando”, recita la voz de Galadriel al comienzo de todo, “lo huelo en el aire”. Y ella tiene razón: cada día que pasa encendemos la radio, la TV, la PC, leemos los mentirosos diarios, hablamos con los vecinos en la cola del supermercado, nos juntamos con la familia y con los amigos y todo es lo mismo y va en crescendo: el mundo está cambiando, se huele en el aire, se derrumba, se colapsa como un agujero negro agotado en su infinita gravedad y en su apoteósica masa de miseria, de violencia, de mentira, de moralina e hipocresía.
“En la propaganda la chica vomita un hermoso y multicolor arco iris de consumo”
Pokemon go

























jueves, 18 de agosto de 2016

En un micro cayendo desde lo alto

No es algo que no se pueda entender... luego de dos semanas de temperaturas orbitando los cuarenta grados, de cielos límpidos con rayos de sol como inapelables mazazos, de noches plenas de astros, de desierto... el maldito y desolado desierto patagónico sin un árbol, una parra o una brizna de hierba, ni frescor ni una mínima sombra… bueno, después del crescendo... llega la tormenta. Brutal tormenta. Vuelan las hojas y chillan los pájaros. Y cae el agua desde el cenit con esa furia acumulada, como baldazos, como orgasmos celestiales, cae y chilla y chorrea y golpea el despiadado chubasco y nosotros, encerrados en un micro que regresa a nuestra civilización, escuchamos su efecto, con ojos clavados en el asfalto, con ojos como ascuas, con la vertiginosa sensación del desastre…
Pasó. Se abrieron las nubes y asomó una claridad. Pasó. Todo pasa. O no, y es uno el que se va. Pero también eso pasa… porque todo, todo, todo, pasa y pasará.
Esto también.