lunes, 27 de junio de 2016

Perros en Madryn, perros en Valdes... siempre los perros

El Negro y el Rubio curiosos en la foto mientras el Piedra se dora bajo el sol de la vereda. Y el gato-ojos-amarillos-cara-de-culo fichando todo desde lo alto, inalcanzable.
Luego, un micro hasta punta Pirámide, la ausencia de baños y de agua potable, aunque primero ciento cincuenta mangos la entrada per cápita, y para cuando te das cuenta, a mear entre los yuyos –mear como mínimo-. "Unga unga o la muerte"… "ok, ¡basta! ¡la muerte!"
"Bien, pero…  ¡primero unga unga!"
¿Y qué nos encontramos entre las extensas y maravillosas playas de Península de Valdes?, ¿qué se nos pegó a las patas y al itinerario como un férreo mal aliento?... ¡Otro perro!
El negro, lechón, palo en boca, amoroso como todo perro, kilómetros de sonrisas desde la zona turística hasta la soledad absoluta.
Sin embargo estuvo bien, porque al final, y contra todo pronóstico, nos escoltó hasta el micro de regreso, nos hizo un “chau” con el hocico, y se fue caminando tranquilo y sin chistar, rumbo a su solitaria marea de perro patagónico.
No dolió tanto este negro, no.









miércoles, 22 de junio de 2016

Las huellas de todo en Córdoba capital

Se llega a Córdoba capital y, desde el tren, lo primero es el suburbio. Chapas, cables extendidos y trapos secándose al sol, pisos de tierra, alcantarillas, juguetes rotos, perros, colores y sombras. Luego, la ciudad. Cruces y templos, las huellas de la colonia y de la imposición del dios de Roma. Por delante, el esplendor cristiano; por detrás, la picana, la dignidad pisoteada, el frío, el silencio, la muerte.
Ellos escuchaban las campanas.
Sin embargo el tiempo pasa, si viene o se va nadie lo puede explicar, pero el calendario suma y ya han pasado décadas desde ese infierno. Porque hay varios infiernos. San Francisco y los conquistadores. Una lista de desaparecidos. Suicidas en un colegio. Un boletín lleno de aplazos. Y los indios, indios muertos.
Nuestra madre, la tuya y la mía y la de todos que nos mira desde el jardín o desde el cielo, y nos juzga… juzga nuestro desempeño, nuestra cualidad, el resultado, el valor de una meta. Si valimos la pena… ya se sabe cuánto sufre una madre al parir… ¿ha sufrido la tuya?... y ¿has sido agradecido, esforzándote por conseguir esas excelentes notas?
La madre amasa la culpa y la lanza hacia el hijo como un militar lanza un misil… "¿has estudiado hoy, hijo? ¡sé el primero!, ¡te miro y te observo!, ¡desde el cielo, desde el calvario, desde el camposanto, te llamo por teléfono para saber en qué estás!... ¿en qué estás hijo?, es que ¿sólo pretendes la dicha del momento, sólo ser feliz?..."
Y el helicóptero busca negros. Y preguntas en el cemento. Y los maíces transgénicos con sabor a escualo. Y la santa capilla como una estación de servicio espiritual… una ESSO para lavar todos los pecados.
¿Nos lavarían los pecados?
¿A cuánto la lavada?
¿Y la capita de teflón, a cuanto la capita?



























jueves, 16 de junio de 2016

¡Cuanta suerte!

Digamos que a uno le dicen: “un amigo es un tesoro”… enseguida aparece en la mente la cara de los viejos diciendo: “sobran los dedos de una mano para contar a los verdaderos amigos”.
Y más: “un amigo es un hermano que se elige”, “no hay amor más grande que dar la vida por los amigos”, “el verdadero amigo te quiere como sos”, “un amigo es una imagen de uno mismo”… y es así. Luego, todo lo demás: la guita, la salud, las seguridades, las alegrías y las penas… pero el amor y los amigos son la sal, la masa, el tuco y la muzzarella de la vida.
A uno le puede ir mal, o le puede ir más o menos… pero la excelencia de la vida pasa por el amor y los amigos.
¿Y lo demás?... todo chamuyo.












jueves, 9 de junio de 2016

Faso's time

Digamos que abordar una alfombra persa tejida con las hebras más delicadas del más fino canabiol, puede cambiar el mundo que a uno lo rodea.
La luz, los sentidos, el color, el sonido, la humedad, la noche, el frío, el alcohol, el camposanto, la hermana religión, la enemiga religión, la asesina religión, la religión vital. El sexo, el género, la piel. El miedo y el amor… ese dúo-antimateria.
Muere el amor por el miedo mientras se encuentra incapaz de odiar.
Amorodio, todo junto.
Una sola palabra, como cuerpoalma.
Una conducta moral, regida por un código moral promulgado en los oscuros cenáculos eclesiásticos, o judaicos, o islamitas, ateístas, liberalistas, comunistas, capitalistas, es una conducta moral muerta y enterrada, y la culpa... un misil.
Aceptar es todo. Aprender a aceptar…