martes, 29 de noviembre de 2011

Opuestos (una foto bellísima y un gif horrendo)

Como el rojo y el azul, el día y la noche o el macho futbolero y la sensibilidad femenina así mismo la lluvia y la licuadora en el techo... ni hablar de la puesta de sol y la metáfora infinita de las paralelas. La lluvia sucedió el domingo anterior, fué entonces cuando los ratis cayeron en la cuenta de que los estaba filmando y empezaron a dar vueltas manzanas a nuestro alrededor de un modo cada vez más amenazante hasta que, providencialmente, apareció el bondi que nos levantó -y que no era el que esperábamos- y nos llevó a Chacarita. El sol cayendo es este último domingo, las vías son las del San Martín entre Santos Lugares y Sáenz Peña; mi chica se estaba llendo a cenar con una amiga y yo me estaba llendo a cenar conmigo mismo y los "Relatos de poder" de Carlos Castaneda. Y, sí: pizza... ¿Que más podría ser?
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Desde Caseros hasta avenida del Libertador

Primero pensamos en caminar por Villa Lynch, tal vez para comprobar si Zarathustra aún estaba vivo, pero a mitad de camino una saludable lluvia fría y el deseo de suculentas hamburguesas con banderitas de colores nos obligó a retornar y resignificar la salida. Entonces nos subimos al 343 y viajamos hasta Maipú y Alvear... bajamos, caminamos hasta el The Embers de avenida Libertador, siempre haciendo fotos, y comimos hamburguesas con papas fritas, aros de cebolla y coca cola y, porqué no, disfrutamos de la rica fauna del lugar con un burbujeante ojo antropológico... justo antes del vómito ineludible ganamos la calle y continuamos con la caminata hasta avenida General Paz. Pasaron más de veinte años desde que hice esa misma caminata con un amigo y también de noche... Avenida del Libertador, no sé porqué, sigue sin gustarme: me siento como pez fuera del agua en su aséptica y ordenada cresta triunfal de espejitos de colores. En General Paz tomamos un bondi hasta el puente de avenida San Martín -ahí el aire se clarificó- y desde allí el 123 que nos dejó en la esquina de casa. Casa, el hogar, en nido en el west bonaerense, gente despierta, la bici y una ginebra en el bar de la esquina ¿que más? 

sábado, 26 de noviembre de 2011

Luz Azul, Ay Gusmer y una velada extrema.

Todo pasa. Y si nó, poco importa: en la nebulosa de Orión siguen naciendo nuevas estrellas que cobijarán dentro de unos pocos millones de años a las próximas inteligencias futuras... ¿humanas?¿parásitas?¿sensibles u horrendas?¿quién lo sabe?¿acaso importa?
Y al mismo tiempo es tan banal como buscar culpables, tan automático como establecer reglas e igual de peligroso: existe un deseo de autoexterminio en ambas acciones que de tan ridículas extendidamente populares son entre mis hermanos de especie... y, de cualquier modo, cuando la vida me duele tanto y busco un culpable me basta con un espejo: nadie me obliga a ser, es mi libremente electo devenir... y como si esto fuera poco, acaban de cumplirse veinte años de la muerte de Freddie Mercury, suenan entonces hoy más que nunca sus últimas palabras: "Show must go on"... y sí, Fede Mercurio, el show debe seguir, y de hecho sigue... ¿acaso alguien lo puede impedir?
Por lo tanto sigo, a pesar del bajón que hoy sabado me toca y bajo el amparo también de su Innuendo ejemplo, subiendo fotos... éstas últimas son de la visita el último jueves de mi amiga Luz Azul y su pareja Ay Gusmer. Yo no conocía a Ay Gusmer... una noche bastó para la sintonía, la vibración contagiosa, la simpatía sonoro artística, la borrachera extrema: veremos que nuevos vástagos nacen bajo la luz de este nuevo hallazgo vibratorio.

martes, 22 de noviembre de 2011

Aguacero en San Juan y Sáenz Peña (esperando el fucking 53)

Que el 53 es una línea de mierda ya lo sabemos todos los que vivimos cerca de una de sus paradas y estamos condenados a interactuar con su irrespetuoso y aleatorio servicio. El domingo a la noche, luego de patear por Barracas y Parque Patricios, finalmente llegamos a Gogi (collage Burd nº 1), en avenida San Juan y Salta (antes recorrimos unas cuantas opciones culinarias en San Telmo, pero el río de turistas y los ya consagrados argentos -uu, locoo, ahora vivo en san telmo, uu, que loco questooy- nos obligaron a huír de ahí y perdernos de su bella anatomía edilicia en favor de una saludable digestión. Entonces llegamos a Gogi, en donde nos despachamos con una parrillada, empanadas, bife de chorizo y papas fritas a la provenzal, todo ello muy bien acompañado con dos botellitas de Rincón Famoso tinto año 2006 (lástima el volumen de la TV: fulbo y luis majul... no volveremos, señor dueño de Gogi)
Luego, al terminar, caminamos dos cuadras hasta Sáenz Peña y descubrimos que el 53 ya demoraba una hora en llegar y entonces ¡rayos y centellas!¡diluvio!... no nos quedó otra opción que volver a las fotos mientras nos olvidábamos que esperabamos el puto 53. Estuvimos en eso poco más de media hora hasta que apareció un bondi del cual no recuerdo ni el color (collages Burd Nº 2 y 3) que nos llevó a Lacroze y Córdoba, y desde allí pateamos, pasando por el gato, hasta el 123 que nos dejó, a las dos de la mañana, en la esquina de casa.