sábado, 28 de diciembre de 2013

La última Navidad

Sucedió el último día de 2013, cuando ya nadie lo esperaba... ni los curas, ni los fieles, ni los incrédulos, ni los pastores, ni los testigos del Reino, ni los gobiernos, ni los ejércitos, ni la ciencia.
El regresó.
La Navidad fue el 25, pasaron el 26, el 27, 28, 29 y el 30...
y al amanecer del 31 apareció La Señal en el cielo.
Vino entre nubes.
El Ángel que lo precedió colocó el pié izquierdo sobre la tierra y el pié derecho en medio del mar.
A pesar de todos los pronósticos que fatigaron los siglos, en un sólo día transcurrió todo "el Apocalipsis de Juan"... los caballos y las plagas, el aparato de la bestia , los santos y las palmas, las vestiduras blancas, Babilonia arrastrada sobre sus vergüenzas frente al llanto de todos los que amaban sus prostituciones y su lujo.
Y el anticristo.
Llegada la noche de ése último día, el adversario compareció frente al Trono del Cordero, y se pesaron sus culpas...
y la balanza lo condenó.
Sin embargo el Hijo del Hombre le regaló una última oportunidad al diablo, una oportunidad que éste, ennegrecida el alma, no dejó de aprovechar.
A las diez de la noche comenzaron a vaciar el infierno, y quince minutos antes de la medianoche que anunciaría la llegada del nuevo año, apareció en cada casa, en cada calle, el los ojos de todos y en la carne y en todas las ciudades del mundo, la única, la más bella, la gema de Dios, la Transmutada, la Única, La Esposa del Cordero.
2014 fue, entonces, el año uno de La Jerusalen Celestial,
que es recorrida y circundada por calles de oro.
2013 fue recordado, entonces, como "el año de la última Navidad".
La Misericordia fue total ese último día.
Todos, ahora, somos en Él... hasta los que lo traspasaron.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Así como me gusta

El ocaso desde la terminal de micros de Bragado.
Mes de agosto, un frío de mil demonios,
una imagen extraviada entre cientos de imágenes en la memoria de un computador.
Ve la luz en el ocaso del año y del contador que suma y suma hasta el número que ya casi no es, y que nunca volverá...
Los días pasaron rápido, las semanas, los meses y las horas,
el tiempo que viene o que se va arrastrado entre errores y aciertos,
entre lágrimas y semillas
pero nunca, nunca, nunca respuestas.
El frío se volvió calor
y el calor, bochorno.
Mientras escribo -y pienso y miro-
el año se va, todo se va.
Y así me gusta.

Un buen final

Año 2013... pies y asfalto, semáforos y piernas, sombras y luces de neón... caminatas extensas desde el microcentro hasta La Chacarita bajo la Luna y las estrellas.
La música en los oídos, el silencio y la soledad en la Buenos Aires nocturna:
9 de Julio, Corrientes, Córdoba, Santa Fe, Cabildo y Lacroze.
Y al fin el 123 hasta el nido bonaerense.
Cielos nublados, invierno, soles y lluvias, la primavera y los astros, viento helado,
año 2013 que inexorable ya te vas.
¿Cuanto tiempo me queda en este plano?
¿mucho, poco, nada?
No importa.
Si es el final, nunca importa.. si es un buen final.
Dios provee, siempre.

Ser o no ser... esr o on esr... xxx x xx xxx

Sí, es política: es abrir los cerrojos, es permitir, es empujar los límites, es incluir, es callar los rechazos con palabras de miel, es bucear en las sombras para ver, dentro, el porcentaje...
¿100 % macho?
¿100 % hembra?
No yo.
La historia de la humanidad es la historia de la prohibición y del rechazo,
y así estamos.
Menos diez.
A barajar y dar de nuevo que la libertad no mata ni ensucia.

Lo esencial es invisible a los porteños

Ante todo, una confesión:
odio al principito.
No se si mi rechazo proviene de la triste lucha armada de 1982' -"que me traigan al principito"-
o de una antigua novia despechada que dejó ese libro adrede en casa
para luego pasar al ejercicio de la tortura telefónica por los siglos de los siglos y con un mantra que rezaba:
-"¡devolvéme al principito"!-
Lo cierto es que el niño-escritor dibujó una boa tragando un elefante y el mundo adulto lo confundió con un sombrero...
"más te vale que te dediques a otra cosa, chaval"
Y después de esta injuria
de este desolado consejo
el chabón creció, y escribió "El Principito".
Le vale un aplauso: ¡clap!
Y otro para De Vyed,
que lo escrachó a media cuadra de la Rosada.
Ahora el principito es nuestro.
La otra tarde me lo crucé en Güerrín.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Esperando la carroza -o la carreta-

En el andén del Sarmiento uno puede escuchar los gritos de agonía conectados con las líneas paralelas que suben vibrando desde los pies.
Luego arriba la carroza, que más que carroza es carreta, y es sólo ver su estado para que el alma se desplome por el temor a morir... entonces se recurre a la perenne oración incesante por la propia vida y por la de todos los demás que comparten ese instante, esa suerte, la de estar allí, rumbo a los amigos, rezando para no morir en el intento.
Llegamos, finalmente.
Este texto lo atestigua.

jueves, 5 de diciembre de 2013

En perfecta formación

Dos, diez, cien pares de alas en vuelo rumbo al olvido
en un mundo en donde lo contingente es un instante,
un segundo, una brecha, una mínima fracción.
Ellas, en lo alto, desconocen mis teorías,
desconocen tus teorías, amado lector,
desconocen las teorías de todos nosotros... humanos.
Y ese desconocimiento no les impide volar,
en perfecto silencio
y en perfecta formación.
Pienso que, tal vez, ese desconocimiento teórico que agota millones de bibliotecas virtuales repletas de toneladas de gigabytes y millones de bibliotecas reales cargadas de toneladas de materia lingüística,
las salva, las libera, las vuelve... ligeras.
Esa tarde pasaron volando sobre mi cabeza
y se fueron rumbo al olvido.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

El mundo extraño

Una noche de verano en la misteriosa Copacabana.
Una noche de tequila y de cervezas en el suelo boliviano,
riendo y soñando
a metros del lago más extraño del mundo.
Pasa una tormenta flotando como un velo y detrás brilla la luna
plateada como mil estrellas
un brillo de fantasmas que bailotean sin cantar.
Llega el final de la noche, amarillo, y llega el silencio en los astros...
caminamos muy despacio hasta ese fin del camino.
Y entonces, un instante, el velo se separa y se abre el cielo:
Alfa Centauro, la triple estrella, la promesa, nos saluda desde el ocaso
un ocaso de cerros dormidos y de asueto del devenir.
Entonces se cierra la cortina,
se quita la ropa
y se agranda el recuerdo...
otra vez, el mundo extraño, se repliega
y se vuelve para dormir.

martes, 3 de diciembre de 2013

Niña contraluz

Puente peatonal, estación Santos Lugares.
Cae el sol, primer domingo de diciembre;
brisa suave, silencios de eucalipto,
trenes que vienen y van,
gente que sube y baja,
llega y se va.
Yo me voy hasta el extremo y disparo a contraluz...
una, dos, tres veces.
Llega desde Retiro una nueva formación,
aparece una familia, el padre y dos niñas, la más grande de la mano de papá.
Caminan por el andén,
suben la escalera y se colocan, un instante, a contraluz: 
un último disparo, pasan presto y se van...
desaparecen para siempre.
Dejan, sin saberlo, una imagen y un detalle hermoso de esa imagen.
Una niña que camina y juega.


lunes, 2 de diciembre de 2013

Siempre la mañana

Horas y horas de guitarras y unos alcoholes que comenzaron muy temprano en otro asado de mediodía.
San Padua de noche, flautas, risas, tartas, amigos y unos aparatitos para zapar de lo más lindo.
Luego las horas que se van -yo creo que más rápido vuelan cuanto más se acerca la aurora-
Y pasa de todo, Cure, Charly, el Flaco, los inevitables Beatles...
Y finalmente febo asoma. Eso sí, asoma como es, sin colores ni trapos de cagada.
Otro domingo en la autopista... y siempre la mañana que regresa.
Llegamos y ya los zorzales estaban a pleno.

Dios y la risa

Bueno, si... tal vez yo, hombre light, nunca llegue a estar seguro de lo que realmente es la verdad... creo en Dios, no dudo de su existencia ni me corro, pero al mismo tiempo no la puedo probar, asegurar, menos imponer... y como suelo ponerme del lado opuesto para entender cómo catzo se ve desde ese otro lado, me termino encontrando en perfectas tablas justamente con aquellos que lo niegan... mis hermanos ateos.
Pero claro, yo también soy un habitante moderno del siglo XXI, y también contaminado estoy de esa diafanidad relativista; por lo tanto me resulta incómodo y de muy poco respeto andar por ahí molestando e imponiendo mis creencias religiosas particulares a quién sea.
Pero igualmente las tengo, claro, no me puedo escapar de ellas, ni quiero escaparme, gracias a Dios.
Y entrando en la cuestión, asuntos del ser creyente mío propio y particular: 
¿Que quiere Dios de mi?
En principio que sea santo, sin dudas; un santo del siglo XXI, un santo un poco light y también antimonsanto. Un santo que sea como la semilla de mostaza en el ordenado huerto artificial: una imparable peste desestabilizante.
Ahora bien ¿que es serlo? ¿como se llega a ser santo?
Menudo problema, si enseguida uno piensa en el cilicio y el cadalso, la culpa, el rechazo, la vergüenza... pero no, yo no creo que deba torturarme a mi mismo para ser santo. Ya bastante he sido torturado por los que me hicieron miembro de esta civilización de amor y paz.
Y es re loco, porque tal vez la clave esté un poquito más cerca del amor que de la perfección moral, jaja, si es que algo así como la perfección moral es humanamente posible; observando frente al espejo mis humanas miserias a diario descreo, realmente, que lo sea.
Y reconozco que en algún punto hasta me tranquiliza, de este modo puedo dejar que Dios se encargue de suavizar aquellas aristas que en lo personal me resultan harto punzantes.
También dejo que Dios se encargue de llevar para su redil a los que Él elija, como a mi me elige sin mérito propio alguno.
Dios... no tiene condiciones para su amor.
En fin, amor. Y agregaría, amor y respeto... por mi y por los demás -sí, por los demás todos: los agnósticos, los ateos, los putos, los musulmanes, los comunistas, los niños, los negros, los que tienen los dientes podridos, los travestis, los sucios, las mujeres, los linyeras, las tortas... todos los que siempre están fallados desde siempre (o por lo menos desde Marx)-.
Pienso: alegría... palabra mágica... y me pregunto: ¿se puede ser santo si no se es alegre? ¿vale la tristeza en el ejercicio de la santidad?
Bueno, uno puede estar triste, desde ya, a mi me pone triste la intolerancia -otra palabra light-  pero la tristeza le gana en profundidad a la burbujeante superficialidad de la risa. Pero claro, si la risa cura.
Reír, reír, sonreír, llorar de risa.
¿Y que cura la risa?
Creo que la risa es el antídoto perfecto contra la seriedad... y uno no puede ser muy serio si entiende que está en un mundo maravilloso como un mero turista, de paso, viendo de todo un poquito antes de partir.
Viendo la panacea de la diversidad estallando de vida todo alrededor.
Y bueno, adonde va uno después de espichar es también un asunto personal. Yo no creo en la muerte, y aunque tengo miedo de morir, por lo menos mantengo mis esperanzas al respecto.
En fin, reír y gozar de esa libertad que Dios me regala con la mujer que amo... la de la foto, la que ríe tan lindo, eso me gusta, suena bien, sencillo y posible como la lluvia y la brisa.
Y luego, bueno, dar lo que se pueda con todo el amor que se pueda, sin tanta culpa y con aún menos seriedad.
Yo creo, resumiendo, que Dios quiere que yo sea feliz, dichoso, íntegro.
Y Dios, mi Dios, quiere que ame a mis hermanos como son.
Que no los juzgue.
Dios no es un torturador, aunque muchos así lo presenten...
Dios no me trajo a esta vida maravillosa para que ande por ahí contagiando todo y a todos con mis negros, resentidos y totalitarios humores de cagada, no.