sábado, 27 de abril de 2024

Primeras imágenes de una cuarentena

Desde 2019 detenido estuvo este blog, y en el medio, entre otras cosas, sucedió la cuarentena. Inolvidable silencio que todo lo cubrió como un sudario; las ciudades del mundo resignando sus espacios a la naturaleza, algunos amigos desesperados, escapadas ilegales, un eclipse, la bolsa de las compras convertida en pase mágico, mucha muerte, mucho adiós sin palabras, mudos tiempos solitarios... y la inminencia del final como basamento irremediable de todas las cosas.

Pasó, al fin todo pasa. Pasará este sistema, pasará esta civilización, pasará mi gato, las plantas, mi amor y mi amada. Pasará este planeta y esta galaxia y este universo, y también lo que hay más allá, si es que lo hay.

Mientras tanto, un regreso, otra oportunidad y algunas imágenes, las primeras, de aquel tiempo de cerrojo, odiado, maldecido y, porqué no, amado y añorado desde este hoy exponencialmente multiplicado entre nadas vacías sin fuerza ni peso; presente digitalizado hasta el hartazgo, imparable presente laberíntico, espejado, rancio, furioso, violento, egotista; un ruido liminar de "civilización y consumo" que nos destroza los tímpanos y el corazón... "Esta pandemia nos hará mejores" se decía allá por mediados del 2020, como un mantra, entre aplausos, como un rezo impensado. Pero nada hoy parece estar mejor. Seguimos empecinados en destruir el mundo mientras buscamos esos millones de likes que nos liberarán de no ser nada ni nadie, esos millones de estúpidos y trágicos likes que nos librarán del aburrimiento y del amor, del respeto a lo es.