lunes, 24 de octubre de 2016

Flores y entropía

El año llega a su fin. El trabajo se acumula en el espíritu –y en los huesos- como un peso muerto que cuelga y se arrastra. Noticias en el diario, noticias en la radio y en la pantalla de TV. Los “duros y perversos encabezados de los diarios” licúan la risa fácil, la mano abierta, la levedad, la inocencia… sí, Luca sabía.
Y esto se refleja en las fotos. Salir a caminar y ver entropía… un universo humano que se derrumba -¿se derrumba?- a fuerza de malas noticias, temores, miedos. La muerte en cada esquina, en cada sombra, en la soledad dominguera de las calles del conurbano.
Y están las flores, sí, siempre las flores.
Dicen que el amor es lo único que escapa a la entropía universal, y yo lo creo así. Del amor nace la vida, y de la vida ese mecanismo que crea más vida con los elementos degradados de la entropía… ¿acaso no somos polvo de estrellas?... ¿acaso nuestra sangre y nuestras venas no están construidas con los materiales cocinados en antiguas mega explosiones estelares?
Las flores también. El altruismo en el color y en el diseño… y todo para todos, o para nadie en particular.
Llega noviembre y aumenta la tensión.



















miércoles, 12 de octubre de 2016

Espanto en el museo Rocsen, La Toma y el museo de cactus bajo la estrella moribunda...

No me digan que no existen las criaturas invisibles. Ni que pueden vivir
–¿muertas?- koboltizadas en el cuerpo plástico de una muñeca antigua, en sus flores, en su largo cabello negro, en sus largas uñas rojas, en sus labios morados. Sí, el camino es hermoso, Nono, Mina Clavero, cielo y silencio. Pero el museo… bueno, lo más parecido al enloquecido pensamiento de un cerebro… de cualquier cerebro. Un cerebro enloquecido en medio de la nada… y ¡la muñeca del espanto!... ¡tamaño natural!... ¡ya viene!
Abrí estas fotos unas noches atrás, y me encontré con ella. Algo sexual encierra, algo perverso y atractivo. Una muñeca gore, o peor aún: dominatrix & gore. Sangre derramada y placer. Una espiral descendente... horas más tarde de ver sus fotos algo se me trepó en la espalda y me mordió el cuello, y explotaron algunas lamparitas, y se cortó la luz, y…
Luego el río, el puente vacío, dos noches enteras y los cactus y el sol cayendo y cayendo hacia la otra mitad del mundo, volviendo todo color rosa.