viernes, 23 de febrero de 2018

¡ALEGRÍA! ¡ALEGRÍA!

Vaya con alegría, señora; vaya con alegría, señor; camine con fe hacia su destino de consumo: vote, mastique, no piense, defeque, comulgue, siga las reglas, condene al condenable, compre comida hecha, lávese los dientes, sea una Barbie, abandone la carne, nade estilo crawl, orine con puntería, margine al marginal, sea mariposa, insulte, eructe, reproche, denigre, vote con alegría –eso es esencial-, crea en los ET, no hable con su vecina, ¡lejos la villa de nosotros!, (los ricos no roban, señor, porque ya tienen plata), crea en Dios, llore de impotencia, invente malas palabras, haga la dieta del pescado, abra otra cuenta de facebook y cambie de sexo, pierda el celular, sea infiel con un dildo de metal caliente, derroche el poco dinero que le queda, deje de creer en Dios, ame a su vecino –literalmente-, deje de creer en los ET, eyacule mil veces porque es muy bueno para la próstata, convierta a su pobre hija en princesa y cásela con un boludo, siga con alegría hacia la nada, siga con alegría hacia la urna, siga empecinado/a/x y con estúpida paz de mercado hacia su irremediable destino final, que es una tumba extraviada en el silencioso camposanto.
El crack está entre nosotros… ¡1897!, y la garompa en la boca de la mujer que lucha (así lo atestiguan las imágenes-macho), hay dos tetas rojas en la pared, televisores basura, mujeres muertas y el perro pantalla.
Y bueno, todo lo demás… que como esto que escribo, es un puto delirio –y no-.
Todo es un delirio –y no-… ¡ALEGRÍA!, ¡ALEGRÍA!, ¡VOTE CON ALEGRÍA!



























jueves, 15 de febrero de 2018

La oscuridad del día en Ancud, Chiloé

“La oscuridad del día es el mejor momento para ver”, asegura el indio Juan a un extraviado y temeroso Castañeda… luego la ausencia de viento y la calma chicha, las nubes informes, el cielo estrellado, siluetas, las barcas y el reflejo, calles distantes, las casitas rosadas allá en lo lejos, botellas, un perro negro, bares, la calle Pudeto amable y desierta, una hora feliz y el joven alcohol, el camino asfaltado al mercado-tobogán entrañable, ventanitas encendidas, restos de la última navidad, catedral multicolor, nido, puterío, nido, silencio, los perros de las putas, última noche… Ancud, Chiloé, y la nostalgia que ahoga y llora y estalla en mil sonidos, mil colores y poesías.
Atestiguar es dar entidad, el mundo existe si hay testigo, hay música si hay sonido en oídos que escuchan… ¿hay galaxias?... ¿están aún esos anillos en Saturno? ¡es de día!, ¿y las olas del mar?, ¿y la fiesta costumbrista?... a veces descreo que exista hoy lo que veo en fotos que día a día se vuelven antiguas. Y no, entonces pienso: “ahora mismo estará la gente caminando por esas veredas, yendo y viniendo del mercado, los mariscos respirando en las bateas, esperando el fuego, señoras vendiendo habas y viejecitas cociendo tortillas de papas con chicharrón. Ahora mismo alguien estará viendo mi fantasma caminando triste -y feliz- por allá, en Chiloé"














sábado, 3 de febrero de 2018

Siempre es hoy en Viedma -y en todos lados-

Kurt Cobain me observa desde una triste medianera, medianera grafiteada e hirviente bajo el rigor patagónico de 45 grados a la sombra. Luego, Einstein, el creador de la bomba atómica, el padre ausente y marido golpeador, el Alberto E=mc2 que nos dejó, de un plumazo, sin tiempo, sin espacio, sin piso, sin lugar… “no estamos en ningún lado” –dice el Viejo-, "no controlamos nuestro destino" y “hay un mar inconsciente e incognoscible”, -chilla Freud-, “estamos a merced de nuestra condición de clase”, afirma Marx, barbado eternamente mientras escribe y escribe sus tomos infinitos… luego la carita del grito clamando por ¡la energía del átomo!, y tantas cosas entre los 45 grados… el beso, el frescor del mar, la alegría, la muerte tras la usina, el envenenamiento del  camposanto, ballenas abducidas por volantes ET, putas con tacones y largas colas
–grafittis encendidos, sí!- chanchos que se inmolan por nuestro destino de carne, viejas y desérticas osamentas desintegrándose bajo el sol, femeniles jirafas dominatrix látigo en mano… ¡pegáme jirafa, castigáme bien duro, seeee!; una iglesia -¿dónde no?-, perros –siempre es hoy-, postes, -siempre es hoy-, cables, -siempre es hoy-, nubes y pajarillos… la mirada de sus ojos y flores radiactivas. Y el sol que cae, y el amor que no se acaba –siempre es hoy-...
Todo puede pasar: una guerra, la hambruna, el exterminio, la peste, el calentamiento global, el trágico final del mundo humano tal como hoy es conocido.
Lo que no va a pasar, nunca, es el fin del amor, la muerte del amor, la inacción del amor, porque siempre es hoy.
El amor es el néctar, el motor del universo, su perenne y sofisticado propósito –aunque no parezca-.
Y siempre, siempre, siempre, es hoy.