jueves, 10 de noviembre de 2011

Los chicos sí lloran (el recuerdo en la memoria hedonista)

Cansancio. Eso es lo que siento en este momento. Cansancio e incapacidad para el bien... para respirar, hablar, pensar, sentir, esperar, cantar, programar, descansar, enamorar, resolver, equilibrar, entusiasmar... entusiasmarme, amar, amarme. No es que sea del todo incapaz, soy capaz, pero no del todo.
Abandonado por la buena fe, que es la fe que se sostiene en la confianza del buen camino, he perdido, en un instante, hasta la buena descripción interna de lo que es el buen camino... ¿es seguir intentando?¿es abandonar?¿vale la pena la sumisión a la regla si la única regla, en definitiva, es la muerte?¿debo creer?¿debo dejar de creer?¿debo ser... o no ser?¿ésa, príncipe Hamlet, es la cuestión?
Debo reconocer que volver sobre mis pasos siempre me ha hundido en la desesperanza, y también debo reconocer que mil veces he ido demasiado lejos a sabiendas... entonces ¿de que me quejo?
Hoy compré un kilo de filet de merluza, harina integral, harina de garbanzos, paltas, rabanitos, un ananá, lechuga, cebolla de verdeo, morrones, apios y agua mineral... jueves, un jueves por la noche! ¿como no sentirme tan mal?
He elegido continuar, aunque no sé porqué; tal vez porque me molesta sentirme como un nene con berrinche por no poder chupar la teta cuando quiere, la teta de plástico, la mamadera... eso quiero, la mamadera de moscatel. O peor aún, la pipa, la pipa para mamar humo.
Y volviendo al cadalso momentáneo, en mi afán de huída he intentado con cierto entusiasmo grabar un cover de Sumo... la verdad, eso fué la frutilla en la torta, o mejor dicho, el tiro de gracia, el palo en la rueda, o en el orto, bien adentro y hasta llorar.
Y lloré, y seguiré llorando sin ocultar las lágrimas en mis ojos porque los chicos sí lloran, Robert, como vos, como yo, como todos los que se emocionan más con una nube que con una pelota. Y así nos va... aliens.
La foto que elegí para retratar mejor lo que me sucede es del miércoles 10 de septiembre del año 2008, la toma es de Paulita, y lo que tengo en la mano, encendido, es lo que hoy, 10 de noviembre de 2011, me está haciendo llorar. O su ausencia.