viernes, 21 de septiembre de 2012

Primera noche en Navarro

Al perder por ahí a los amigos perros, nos fuimos pateando para el hotel para darnos un baño y disfrutar de un relax, y luego salimos a buscar un lugar para cenar. Entre vueltas y fotos nos decidimos por "La Casona", un bello lugar que mantiene su historia personal en sus pisos de madera, en sus legendarios cuadros -los colgaron allí los fundadores a principio de siglo-, en sus muebles y en su campera sencillez. Pero, lamentablemente, falló en lo más importante: la comida. Los platos estaban bastante cerca de ser muy caros, poco abundantes y para nada exquisitos... y como si fuera poco, la empleada que nos atendió portaba una cara de culo a toda prueba.
Cuando salimos caminamos hasta el hotel y nos fuimos al sobre.