sábado, 11 de agosto de 2012

Tren, vías, café

Primero uno se prepara para trascender el mero resultado, se alimenta la electrónica, un calzado fresco, una bufanda multicolor, el sol que asoma entre la lluvia que saluda y las ganas de caminar lo caminado pero con otra mirada, que se pueden infinitas, ya lo sé.
Y se encuentra el silencio al costado de un túnel soslayado con un karma de ausencia de pies, y aunque las aves sean muertas con el corazón arrancado, que esto es signo de desgracia de fe, uno sigue y sigue, y luego el barro y los durmientes y las callecitas de Santos Lugares, que aparecen con un triste brillo dominguero, y esa esquina y ese café... con ese televisor deprimente y futbolero frente a dos porciones de muzzarella y un vaso de tinto sin mucha cuerda, sin mucha sal... un futuro horrendo. Un futuro como una vil metáfora del tiempo, como la desgracia de la soledad, como una pequeña y personal demolición.