viernes, 22 de agosto de 2014

Santos y juguetes

La infinitud de la gloria todo lo rodea, como el polvo: nubes, tacos, yerba, fuego, nylon, la experimentación y el ejercicio de la voluntad, la línea del límite en la distancia elegida. Y como una ondina agazapada en las sombras, la culpa acecha y demuele edificios de esa libertad casi infinita, ahora más emparentada con el miedo que con la levedad de una sonrisa.
La diferencia la hacen las palabras... ideología de cartón cuya fortaleza crece y crece hasta el ridículo dentro de las paredes ciegas de la mente;
allí, en ese teatro donde todo es obra y representación, los espectadores alternan sus butacas con los cambios de vestuario, de género y de religión.
Nada es totalmente cierto.
O todo lo es.